La educación financiera es mucho más que saber ahorrar dinero. Consiste en prácticas que pretenden aportar calidad de vida tanto en el presente como en el futuro. Enseña a construir una planificación financiera que tenga como objetivo el bienestar.
Así, se consigue controlar el dinero y tener más conciencia de qué hacer con él. Por supuesto, ahorrar, recortar gastos innecesarios, invertir y aumentar su importe es importante. Pero no se trata sólo de eso.
La educación financiera implica factores financieros y emocionales, como preguntarse si la compra o adquisición de un determinado producto o servicio es realmente necesaria en este momento. Así, podrás controlar mejor tus gastos y planificar tu vida con más tranquilidad.
Es importante tener en cuenta algunas preguntas, como por ejemplo:
- ¿Hago las compras por necesidad o por emoción?
- ¿Puedo controlar mi dinero o dejo que guíe mis decisiones?
- ¿Tengo deudas o tengo todas mis facturas al día?
Estas preguntas pueden servirte de guía para iniciar tu educación financiera. Recuerda siempre que tú debes controlar tu dinero, no al revés. Y saber qué hacer con él es el siguiente paso.
Por lo tanto, la educación financiera es el acto de ser capaz de controlar el dinero a lo largo del tiempo, mejorando tu calidad de vida y siendo capaz de planificar financieramente para conseguir lo que quieres.
La importancia de la educación financiera
Es muy importante lograr la independencia financiera. Con independencia financiera es posible hacer planes, invertir e incluso cumplir ese sueño de la infancia. Por lo tanto, comprender sus necesidades, gastos y cómo manejar el dinero es uno de los pasos para garantizar una mayor calidad de vida.
Educarse financieramente forma parte de un plan de vida. Tener una vida financiera sana es el principal paso para evitar endeudarse. Y las deudas pueden causar varios daños, no sólo financieros, sino también emocionales.
Además, mucha gente asocia la acumulación de dinero, la riqueza, a la suerte. Pero no siempre es así. La riqueza puede ser el resultado de la planificación de alguien con una buena formación financiera.
Lo que haces con tu dinero interfiere en la posibilidad de acumular dinero
Por ejemplo, cada mes ganas R$ 3.000,00 de salario. Utilizas R$ 1.800,00 para pagar las cuentas. El resto, lo gastas en salidas, ropa, servicios de suscripción y otras compras. Los $ 200 restantes los dejas en tu cuenta corriente.
En esta situación, no estás tomando las mejores decisiones financieras. En primer lugar, debes evaluar siempre si los gastos y las compras son realmente necesarios para ese momento. Por supuesto, no puedes meterte con facturas como el alquiler o la factura de la luz. Pero, ¿es necesario comprar ropa todos los meses? Siempre debes cuestionarte tus gastos.
Además, dejar el dinero que sobra en la cuenta corriente no es invertirlo en inversiones que puedan hacerte ganar dinero. Pero, para eso, es necesario estudiar. Por eso es tan importante la educación financiera.
Pensar en el futuro
Un punto importante de la educación financiera es pensar en el futuro. Además de asegurar una vida financieramente más estable en el presente, es la capacidad de anticiparse a los riesgos del futuro. Así, se pueden evitar los famosos "apuros" financieros. También garantiza la capacidad de cumplir todos tus compromisos financieros, sin renunciar a cosas que aumentan tu calidad de vida.